El hormigón es un material fenomenal. Lo vemos allá donde miremos, sin él casi no son posibles los edificios modernos. Permite improvisar y crear muchos elementos estructurales diferentes, tanto funcionales como decorativos: un mejor conocimiento de este material y la comprensión de las peculiaridades de trabajar con él abren posibilidades ilimitadas a la creatividad.
A primera vista, el hormigón puede resultar un poco confuso e incluso aterrador, después de todo, en muy poco tiempo se vuelve sólido como una roca. Antes de empezar a trabajar, es importante asegurarse de que todo el proceso transcurre sin problemas.
El hormigón no es el único material que utilizamos: también trabajamos con acero y madera. Creemos en la armonía de los materiales, creemos en los procesos de diseño y producción que los conectan. Sin embargo, podemos decir que el hormigón es nuestra especialización. El hormigón es el material en el que reside la historia. Al fin y al cabo, el resultado final se consigue gracias a las posibilidades que ofrecen los recursos naturales y a la armonía de la imaginación y las habilidades humanas. El hormigón parece replicar los procesos que tienen lugar en la naturaleza: es fuerte, duradero, pero también volátil - cambia con el tiempo... Es mucho más sutil de lo que parece a primera vista, y siempre único - incluso productos aparentemente idénticos son diferentes en color y textura, nunca encontrará dos detalles de hormigón completamente uniformes. Estas propiedades del hormigón inspiran soluciones estéticas que ayudan a aprovechar al máximo sus ventajas y compensar sus inconvenientes.
El hormigón es para personas que entienden que la perfección del momento no durará para siempre. El hormigón envejece con el tiempo, acumula momentos que compartes con él. Bien cuidado, sobrevivirá a las personas que lo crearon y dará alegría a las generaciones futuras. La historia formará parte del futuro.